Una casa que siempre se vea bonita y ordenada es el anhelo que todos tenemos, y eso es lo que muchas veces nos hace esforzarnos por que todo se vea impecable, sin embargo, muchas veces y pese a tanto esfuerzo no logramos la pulcritud y belleza, entonces surge una interrogante: ¿que estoy haciendo mal?
La respuesta siempre la buscamos en algo ajeno a nosotros, pero ahí está el error, es decir, puede que seamos nosotros quienes estemos haciendo algo equivocado en nuestra hogar, ¿te suena extraño? pues permítenos decirte que es así, muchas veces son nuestras costumbres las que nos impiden tener un hogar impecable.
Por ello te invitamos a… conoce esos malos hábitos y mejor aún, anularlos.
Muchos acostumbramos tener todo lo necesario para cocinar cerca de la estufa y cubriendo las barras; por cuestión de practicidad puede parecer una buena idea, aunque no lo es. Si bien todo está cerca de nuestras manos, no dejan espacio libres y el amontonamiento en la cocina es su peor enemigo; mejor es tener las áreas libres.
El área del tocador en el baño se usa siempre y por toda la familia, no hay excepción; esto implica que necesite un limpieza exhausta tanto así que después de cada uso se limpie un poco: se quiten las manchas de agua en el espejo, se eliminen los estragos de jabón, se sequen las perillas, etc; pero esta costumbre muy pocas personas la tiene. Tú genérala.
El pasto en el jardín debe de estar siempre bien cortado; la vegetación que puede ser más alta son las plantas como: arbustos, flores y árboles. Así que hay que erradicar esa costumbre de sólo cortar el pasto una o dos veces por año, pues eso es casi sinónimo de tener una selva en el exterior.
El punto de reunión tanto entre familia como con las infaltables visitas no puede ser otro que la sala, y aquí se centra nuestra cuarta costumbre, la cual radica en dejar la sala tal y como quedó después de la última reunión pero, ¿por qué mal habito?, la respuesta es sencilla, porque si alguien más llega de visita se lleva una impresión de desorden en tu casa.
La terraza es esa área que nos conecta con la naturaleza, pero existe una mala costumbre de querer volver a esa conexión excesiva, es decir, que existan hojas por todos lados, que la tierra se mezcla con el piso, etc. La manera de erradicar eso es marcando bien los límites entre un lugar y otro.
Ya sea por la practicidad de conectar y desconectar aparatos o porque es necesario quitar una clavija para conectar otra pues los enchufes son insuficientes, estamos acostumbrados a que los cables se encuentren visibles en el área donde la tecnología se encuentra. El error es más que visible, todos los cables afean la decoración.
Otro aspecto habitual que hacemos es que cuando llegamos nos queremos deshacer de todo los que nos pesa y estar ligeros en casa, pero eso implicaría tener desorden desde la entrada, ¡qué aspecto tan garrafal!, ¿no crees? Para erradicar esto coloca muebles que te ayuden como un perchero y un portallaves.
Claro que todos necesitamos en casa un rincón únicamente para nosotros, pero tenemos el hábito de que como es netamente nuestro colocados de todo, y eso no es tan bueno, mejor sí define tu personalidad pero con adornos clave.
Por áreas difíciles nos referimos a aquellas que por su forma o tamaño no son tan fáciles de ocupar, ejemplo de ello es el rincón debajo de las escaleras; generalmente está vacío o atiborrado de cosas sin orden. La solución está en que dejes esa idea de lado y busques una manera para ocupar hasta el lugar más peculiar.
El estudio es el sitio por excelencia para tener todo lo necesario al momento de trabajar, pero como ocurre en la cocina, tener el escritorio saturado de cosas no es lo correcto. Mejor cambia ese hábito por uno que consiste en tener muebles organizadores.
Más que un hábito esto se ha vuelto una tendencia en el orden de los elementos para el arreglo personal, y no es mala idea, el problema surge cuando no hay un orden extremo, pues cualquier amontonamiento o mal acomodo es más que visible.
La mesa del comedor debe estar siempre a la espera de las delicias culinarias, aunque es muy común colocar algún detalle para que cuando no sea hora de comer no se vea tan sola; pero es mejor colocar ahí algo que sea comestible para no tener que quitar y poner cada que la familia, como se dice coloquialmente, se sienta a la mesa.